Desde la presentación de la Bobber, me preguntaba por qué no habían previsto un asiento para el pasajero. ¡Qué demonios! Un gran motor, un aspecto retro muy cuidado y ninguna forma de disfrutarlo.
Es cierto que la Bobber con asiento trasero tendría un aspecto diferente, pero Triumph sacó la Bonneville Speedmaster. No es exactamente lo mismo, lo reconozco, pero tiene el mismo diseño con su faro redondo, los fuelles de la horquilla, las ruedas de radios, el gran cilindro doble y los escapes dobles cromados y una suspensión trasera ingeniosamente escondida.
Además, no es obvio, pero Triumph ha pensado en todo. El asiento del pasajero y el manillar de la Speedmaster se pueden quitar fácilmente para darle un aspecto de Bobber.
La mezcla de piezas cromadas, el chasis negro, el motor gris y, en nuestro caso, el depósito de combustible rojo le dan un aspecto elegante y retro.
Sus medidas también imponen respeto; largo, bajo, con los pies por delante y con un peso anunciado de 245,5 kg en vacío, el Speedmaster sabe cómo hacerse notar.
No hace falta decirlo, te cambia de hombre (o de mujer), una chaqueta retro, un casco del mismo estilo y te toca lucirte.
No sé vosotros, pero personalmente, una moto bonita que es un auténtico yunque, me cabrea. Por lo tanto, este Speedmaster tenía mucho trabajo que hacer para convencerme.
En primer lugar, te sientas en el asiento del piloto, que es bastante cómodo, el gran manillar tiene la curva justa y la posición es cómoda, incluso con los pies adelantados. Frente a mí, el pequeño velocímetro muestra toda la información necesaria: la velocidad de forma tradicional mientras que la pantalla LCD muestra el consumo de combustible, el indicador, la marcha engranada e incluso el cuentarrevoluciones, pero no todo al mismo tiempo, sigue siendo bastante pequeño, pero legible.
Contacte con …. Pues sí, lo hacemos al estilo americano con el interruptor en el lateral, detalla el concesionario de motos segunda mano Granada Crestanevada. Poner en marcha el gemelo grande, uno de 1200 cc después de todo. Sí es cierto, hay motos mucho más grandes en el mercado, pero va a resultar más que suficiente e incluso mejor, va a superar mis expectativas. Desarrollando 77 CV a 6100 rpm, el bicilíndrico es una auténtica delicia para conducir. Rudo a bajas revoluciones, una vez puesto en marcha, las dos largas flautas cromadas son un placer para cantar. Tus oídos lo agradecerán. Además, sus 106 Nm de par motor están disponibles a 4.000 rpm, por lo que puedes conseguir una buena aceleración sin tener que jugar con el cambio. Estoy siendo tímido, es una pasada girar la manivela y sentir cómo se estiran los brazos.
Donde Triumph marca la diferencia, además de las prestaciones de su motor, es con sus dos modos de conducción: carretera o lluvia. La diferencia entre ambas es muy notable, la primera te permite catapultar bien cuando te lo piden y la segunda te permite rodar con serenidad incluso bajo la lluvia, sin tener miedo al par y al giro de la rueda trasera. Es cierto, durante una semana de pruebas y aún mejor, en la salida del domingo, tuve un tiempo que pasó de ser soleado a una fuerte lluvia y al cambiar de un modo a otro, simplemente continué mi recorrido mientras otros se detenían bajo los puentes.
Retro tampoco significa básico y Triumph lo ha entendido al dotarla de control de tracción, otro buen punto para la seguridad.
Y por si no te has dado cuenta, el gemelo también está refrigerado por agua. El radiador, bien escondido, evitará que se caliente demasiado, sobre todo si se circula por la ciudad.
Lo más sorprendente es que el motor es muy eficiente en cuanto a combustible. Con un consumo de combustible de entre 4,3 y 4,9 litros por ciento, puedes disfrutar de él sin problemas en viajes largos y el depósito de 12 litros no es un obstáculo.
Para recorrer largas distancias, puedes incluso activar el control de crucero, que es básico pero tiene el mérito de estar ahí, en una moto donde no esperas ver uno.
El asiento es lo suficientemente cómodo como para recorrer kilómetros, aunque en esta versión te dé el viento en la cara. La gran horquilla delantera de 41 mm con 90 mm de recorrido absorbe bien los golpes. Incluso ofrece un buen manejo para que puedas disfrutar realmente del motor. Además, la distancia al suelo es suficiente para poder realizar giros sin tener que ceder demasiado rápido. Sí, a mí también me molesta que roce en cuanto te inclinas un poco y aquí me parece que está ampliamente a la altura.
El amortiguador trasero es ajustable en precarga, pero sólo ofrece 73 mm de recorrido. Cuando la carretera está bien, funciona muy bien con la parte delantera, pero no se lleva bien con el estado de algunos asfaltos, y en más de una ocasión, se golpeó de forma bastante desagradable. Lamentablemente, este es un punto negativo para el Speedmaster.
Ya que hablamos del chasis, la frenada suele ser un punto débil en este tipo de motos. Afortunadamente, Triumph no se lo tomó a la ligera. Sin embargo, el conjunto es sorprendente: dos discos de 310 mm con pinzas Brembo de dos pistones delante, pero un Nissin de 255 mm de un solo pistón detrás. ¿Por qué dos marcas para los frenos? No lo sabemos. Eso no significa que no funcione, pero sí que plantea dudas. Apoyados por el ABS, los frenos son buenos a pesar del peso de la moto. El ataque a la palanca no es demasiado mordaz al principio, pero si la aprietas un poco más, verás que responde mucho mejor.
Con todo esto, rápidamente le coges el tranquillo a la conducción de este Speedmaster y no lo solté en toda la semana, incluso bajo la lluvia, lo cual es raro. El inconveniente es que con este tiempo cambiante y como no quería salir con semejante máquina sin lavarla, pasó 4 veces por debajo del trapo… cuando te gusta, no cuentas… bueno, parece.